El caso German Research in World War II
German Research in World War II

Cohete


La aparición de German Research in World War II constituye, sin ningún género de dudas, uno de los más interesantes casos de ingerencia de la realidad en las aventuras de Tintín. Veamos primero de qué libro se trata exactamente.


El libro

Leslie E. SimonTras la capitulación del Tercer Reich en mayo de 1945, varias comisiones aliadas fueron enviadas a Alemania para estudiar aspectos diversos del régimen nacionalsocialista. Una de ellas se centró en la investigación científica de los nazis, que en el terreno militar no pudo ser más activa durante la Segunda Guerra Mundial. El coronel Leslie E. Simon, director de los laboratorios de investigación balística en el campo de pruebas de Aberdeen, en los Estados Unidos, formaba parte del grupo de científicos que componían dicha comisión. Al regresar a su país escribió un libro dando cuenta del trabajo realizado: German Research in World War II.

En su libro, Simon analizaba los diferentes organismos implicados en la investigación de guerra alemana, sacando a la luz las carencias de coordinación que les impidieron aplicar con eficacia sus descubrimientos. Según exponía, la causa primordial del fracaso de la ciencia alemana fue la incapacidad de los militares para evaluar y, en su caso, aceptar o rechazar los descubrimientos de los investigadores civiles. A pesar de todo, Simon destacaba la importancia de los trabajos emprendidos en terrenos como la balística, la aerodinámica y, sobre todo, los cohetes y la propulsión a reacción. Además, entraba en detalles acerca de algunas investigaciones de mayor originalidad, como el túnel de viento y el sonido como arma.

El libro se publicó por vez primera por John Wiley and Sons en Nueva York, en 1947, y fue reeditado al año siguiente. Existe una edición inglesa, publicada por Chapman & Hall en Londres también en 1948. En los años setenta Simon publicó otro libro sobre la investigación militar alemana que no debe confundirse con el que nos ocupa.


La reproducción de Hergé

Hay que decir ante todo que la reproducción que hizo Hergé del libro en El asunto Tornasol es extremadamente fiel al original. El libro está dibujado en más de la mitad de las viñetas de la página 23 de una manera realmente minuciosa.

La sobrecubierta es del todo exacta, salvo en un detalle: la cruz gamada que se ve sobre el avión en el original desaparece en el álbum.

Portada


Hergé dibujó también una ilustración del libro de Simon representando los famosos emisores. Como se puede ver, de nuevo se reproducen hasta los menores detalles.

Asunto p. 23 C
p. 23 C2
p. 182
p. 182


Un caso único

Aunque el mundo real haya hecho otras incursiones en el universo de Tintín, esta es única. ¿Por qué? En primer lugar, Hergé revela una de sus fuentes en el mismo álbum, cosa que no hace en ninguna otra ocasión. Está claro que el aparato de Tornasol procede directamente de los proyectores parabólicos descritos por Simon. Sin embargo, Hergé los ha mejorado ligeramente; Simon escribe...

EL SONIDO COMO ARMA

El ministerio de Speer disponía de un centro de investigación cerca de Lofer, en Austria, en el cual el Dr. Richard Wallauscheck intentó utilizar el sonido como arma. Su último y mejor modelo consistía en un reflector parabólico de 3,2 metros de diámetro, equipado de un corto tubo que era la cámara de combustión o generador de sonido, extendiéndose hacia atrás a partir del vértice de la parábola. La cámara era alimentada por su parte posterior por dos inyectores, uno exterior de metano, y otro central de oxígeno. La longitud de la cámara era de un cuarto de la longitud de onda del sonido en el aire. Al ponerla en marcha, la primera onda de choque se reflejaba en el extremo abierto de la cámara y causaba una segunda explosión. La frecuencia era de 800 a 1500 impulsos por segundo.

El lóbulo principal del patrón de intensidad sonora tenía una abertura de 65º, y a 60 metros de distancia sobre el eje se pudo medir una presión de 1000 microbares. No se hizo experimento fisiológico alguno, pero se estimó que a una presión como esa bastarían de 30 a 40 segundos para matar a un hombre. A distancias mayores, digamos hasta 300 metros, el efecto, aunque no mortal, sería muy doloroso y pondría probablemente fuera de combate a un hombre durante un tiempo apreciable. Su visión se vería afectada, y débiles exposiciones le harían ver los puntos de luz como si fuesen líneas. La opinión general fue que el valor militar de un tal dispositivo era, por decirlo de un modo suave, limitado, en razón sobre todo de su falta de alcance.

La invención de Tornasol parece mucho más eficaz... De hecho, Hergé aportó una ligera modificación, ilógica desde el punto de vista físico: mientras que el arma alemana emitía sonidos (entre 800 y 1500 Hz), la de Tornasol emite ultrasonidos, cuya frecuencia es de al menos 20 kHz. La longitud de onda a tales frecuencias es de 15 cm. o menos, así que el emisor de Tornasol hubiera debido tener ese tamaño. Sin embargo, Hergé mantuvo invariable en su narración el gran tamaño de los emisores de German Research... Dicho sea de paso, para poder destruir grandes objetos, las bajas frecuencias - y por tanto los infrasonidos - habrían sido más apropiadas*. Pero estas son consideraciones válidas para los físicos, y no se puede reprochar a Hergé, pese a su continua preocupación por la verosimilitud, el haber descuidado detalles de esta índole. Después de todo, un arma audible no habría venido nada bien para el memorable arranque del relato.


Dejando aparte El asunto Tornasol, hay otro aspecto destacable en el libro de Simon. Si Hergé lo manejó poco después de su publicación, cabe suponer que el peculiar cuadriculado del cohete que aparece en la cubierta le sirviera de inspiración para el de Objetivo: la luna y Aterrizaje en la luna. Pero se trata sólo de una conjetura...

Además de su presencia como fuente, el libro lleva consigo también una referencia histórica muy clara. En general, y aunque sea bastante fácil asociar cada álbum a la época en la que fue concebido, las alusiones directas a la historia son muy raras. De hecho, sólo El loto azul y la vieja versión de Tintín en el país del oro negro hacían explícitamente referencia a acontecimientos históricos. Aquí, la presencia del libro de Simon sitúa claramente la época en la que se mueven los personajes en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.


Para concluir, y si es que queda algo que añadir, invito a cualquier interesado a hacerme las preguntas que guste acerca del libro. Y si en manos de alguien cae uno de los rarísimos ejemplares, ¡que lo conserve como oro en paño!

* ¡Gracias a Yves Joskin por estos detalles!


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