La música ocupa un lugar importante en las aventuras de Tintín, ¡y no únicamente por la presencia más o menos soportable del Ruiseñor Milanés! A lo largo de los álbumes el lector va encontrando canciones, arias y melodías, algunas muy conocidas y otras no tanto. ¿Qué es lo que impulsó a Hergé a sembrar su obra de referencias musicales? Por una parte, tuvo que sufrir durante toda su niñez la afición de sus padres por la lírica, amargo recuerdo del que quiso de algún modo vengarse ridiculizando la ópera a través del personaje de Bianca Castafiore. La influencia de su colaborador Edgar Pierre Jacobs, un antiguo barítono que se convertiría en el autor de Blake y Mortimer, tuvo también sin duda algo que ver. La revista musical francesa Diapason publicó en su número 457 (marzo de 1999) un especial de Ivan A. Alexandre titulado "Tintín en la ópera". Sobre la base de ese trabajo, el equipo de Diapason concibió el disco Tintín y la música, una feliz iniciativa que nos permite por fin descubrir y escuchar la música de los álbumes de Tintín. Aquí hay una muestra, acompañada de cortos fragmentos para abrir el apetito.
p. 61 A1 Mucho más difícil de transcribir en palabras es esta música tibetana que acoge a nuestros héroes de vuelta del Hocico del Yack en Tintín en el Tíbet.
p. 29 D1 Según Ivan A. Alexandre, de Diapason, esas pocas notas que subrayan la serenata de la "Armonía de Moulinsart" (así se llama la banda; en la versión española desapareció el nombre bordado en el estandarte) en Las joyas de la Castafiore, no pueden pertenecer sino a "Les gars de la marine" ("Los chicos de la marina"), una composición de Heymann y Werner para una película de 1931 titulada... ¡El capitán Craddock!
A quien desee saber más, le recomiendo el excelente especial del número 457 de Diapason y, cómo no, el disco Tintín y la música, distribuido por Disques Concord.
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