Joyas p. 40 C2
Tintín con música


La música ocupa un lugar importante en las aventuras de Tintín, ¡y no únicamente por la presencia más o menos soportable del Ruiseñor Milanés! A lo largo de los álbumes el lector va encontrando canciones, arias y melodías, algunas muy conocidas y otras no tanto. ¿Qué es lo que impulsó a Hergé a sembrar su obra de referencias musicales? Por una parte, tuvo que sufrir durante toda su niñez la afición de sus padres por la lírica, amargo recuerdo del que quiso de algún modo vengarse ridiculizando la ópera a través del personaje de Bianca Castafiore. La influencia de su colaborador Edgar Pierre Jacobs, un antiguo barítono que se convertiría en el autor de Blake y Mortimer, tuvo también sin duda algo que ver.

La revista musical francesa Diapason publicó en su número 457 (marzo de 1999) un especial de Ivan A. Alexandre titulado "Tintín en la ópera". Sobre la base de ese trabajo, el equipo de Diapason concibió el disco Tintín y la música, una feliz iniciativa que nos permite por fin descubrir y escuchar la música de los álbumes de Tintín. Aquí hay una muestra, acompañada de cortos fragmentos para abrir el apetito.


Congo p.35 C1
p. 35 C1
Comencemos por Tintín en el Congo, donde los remeros congoleños entonan un canto tradicional en la página 35. Este canto existe realmente, y Hergé transcribió fielmente la letra.

Canto del río Congo

En Los cigarros del faraón, Filemón Ciclón nos demuestra en dos ocasiones que es un entendido melómano. Primero Tintín le descubre, en la pagina 36, canturreando "Sur la mer calmée" ("Sobre la mar en calma"), traducción francesa del célebre "Un bel di vedremo" de la ópera Madame Butterfly de Puccini. Un poco más tarde, cuando Tintín le interroga en la página 41, la simple mención de los "ojos" le recuerda las palabras del aria "De l'art la splendeur immortelle" ("Del arte el esplendor inmortal"), perteneciente a Benvenuto Cellini, de Eugène Diaz.

Sur la mer calmée
De l'art la splendeur immortelle

Cigarros p. 36 A2
p. 36 A2
Cigarros p. 41 B2
p. 41 B2

Oreja p.1 C3
p. 1 C3
Al principio de La oreja rota, el guardián del Museo Etnográfico rompe la monotonía de su trabajo cantando la famosa aria del "Toréador", de la ópera Carmen de Bizet.

Aria del "Toréador"

Bajo los efectos de la borrachera causada por los vapores del vino, en la página 55 de El cangrejo de las pinzas de oro, Tintín y Haddock se lanzan a un mini-recital. Tintín entona el "Aria de Jenny", pertenenciente a la ópera cómica La Dame Blanche (La Dama Blanca) de Adrien Boieldieu, basada en la obra de Walter Scott. Esta alusión es particularmente interesante si se repara en algunos elementos del relato de Scott. En él, la Dama Blanca es en realidad una huérfana que protege un castillo cuyo heredero ha desaparecido misteriosamente. Al final, el castillo es adquirido en subasta por un oficial que descubre un tesoro oculto en una estatua. El golpe de efecto final consiste en que el oficial resulta no ser otro que el heredero perdido. ¿Verdad que se reconoce aquí una buena parte de la intriga de El tesoro de Rackham el Rojo?

Aria de Jenny

Cangrejo p. 55 B2
p. 55 B2

Bolas p.11 C3
p. 11 C3
Y ahora, una pieza que no necesita presentación, y que la Castafiore canta en múltiples álbumes, en este caso concreto en Las 7 bolas de cristal. Se trata por supuesto del "Aria de las Joyas", de la ópera Fausto, de Gounod.

Aria de las joyas

En El templo del solcambiamos a un repertorio etnomusicológico. Con la misma preocupación por el detalle que demostrara en Tintín en el Congo, Hergé transcribió fielmente el canto sagrado tradicional inca que nuestros héroes escuchan mientras Tornasol es conducido al patíbulo. En una tesitura claramente más alegre, el capitán Haddock expresa su alborozo en la versión original en francés entonando Le soleil et la lune (El sol y la luna), una canción de Charles Trénet. En la versión española prefiere cantar "O sole mio".

Canto sagrado tradicional inca
Le soleil et la lune

Templo p. 57 A3
p. 57 A3
Templo p. 59 D1
p. 59 D1

Oro p.1 C1
p. 1 C1
Otra canción del mismo cantante aparece en Tintín en el país del oro negro, hábilmente transformada por Hergé en la sintonía publicitaria de Simún.

Boum!

Tibet p. 61 A1
p. 61 A1

Mucho más difícil de transcribir en palabras es esta música tibetana que acoge a nuestros héroes de vuelta del Hocico del Yack en Tintín en el Tíbet.

Música ritual tibetana


Joyas p. 29 D1
p. 29 D1

Según Ivan A. Alexandre, de Diapason, esas pocas notas que subrayan la serenata de la "Armonía de Moulinsart" (así se llama la banda; en la versión española desapareció el nombre bordado en el estandarte) en Las joyas de la Castafiore, no pueden pertenecer sino a "Les gars de la marine" ("Los chicos de la marina"), una composición de Heymann y Werner para una película de 1931 titulada... ¡El capitán Craddock!

Les gars de la marine


A quien desee saber más, le recomiendo el excelente especial del número 457 de Diapason y, cómo no, el disco Tintín y la música, distribuido por Disques Concord.


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