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Tintín
El personaje principal de la serie responde siempre a ese nombre, de cuyo origen nada sabemos: tal vez sea un apellido o tal vez no, pero lo que es seguro es que no se trata de un nombre de pila. Aparentemente Tintín carece de familia. Su edad es bastante difícil de determinar, porque ni es ya adolescente ni es todavía adulto. Se presenta como periodista, pero apenas se le ve ejercer su profesión (un solo caso: escribe un reportaje en Tintín en el país de los soviets).
Lo que moralmente lo define es su lucha incesante contra el mal. Asume la defensa de los más débiles, está permanentemente dispuesto a arriesgar su vida para salvar otras y le encontramos siempre presto a perdonar. ¿No se le da acaso el sobrenombre de "Corazón puro" en el Tíbet? Es insobornable y extremadamente fiel a sus amigos. No es desde luego un pusilánime, de esos que se dejan dominar por las circunstancias, pero su valentía no está reñida con la prudencia: prefiere analizar la situación antes de actuar.
Tintín es inteligente e imaginativo en extremo. Parece tener una cierta facilidad para los idiomas y lee mucho. ¿Tendrá respuesta para todo? Posee un poder de deducción y una astucia poco comunes. Más aún: se encuentra a sus anchas dentro de cualquier disfraz y con él sabe mostrarse de lo más convincente. Sabe también conducir automóviles, motocicletas, locomotoras y tanques, al igual que montar a caballo, manejar el timón o pilotar aviones. Aunque sea de apariencia algo enclenque, Tintín demuestra estar en plena forma y
poseer una considerable fuerza física. En el cuerpo a cuerpo saldrá siempre vencedor. Conoce la lucha a puntapiés, es un muy buen nadador y un tirador excelente, y hemos podido verle practicando la gimnasia y, más tarde, el yoga.
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Milú
Desde el principio, Milú es el fiel compañero de Tintín y le sigue a todas partes. Aunque sea un perro, tiene un carácter llamativamente humano. Es más bien jactancioso, bastante susceptible, supersticioso y muy sensible. A medida que avanzan sus aventuras se va mostrando cada vez más casero. También posee Milú una aceptable cultura general y encuentra siempre la adecuada réplica a su amo. Pero sobre todo es un perro, con la intuición despierta y el agudo olfato propios de su especie. Presiente a menudo las situaciones peligrosas en las que su amo va a verse envuelto y, felizmente, está siempre ahí para acudir al rescate.
A Milú le gustan los huesos, como a todos los perros. Sin embargo, en él esta afición llega hasta la gula, lo que le planteará a veces complicados dilemas. Es igualmente goloso de toda clase de carnes y embutidos, particularmente de pollo. El otro vicio de Milú es su gusto por... el alcohol, en particular el whisky "Loch Lomond". Y no es que desdeñe el ron o el champán...
Milú rehuye establecer relaciones, generalmente difíciles cuando se da el caso, con otros seres humanos. A menudo los adversarios de Tintín intentarán eliminarlo. Con los niños es distinto, y con ellos estrecha lazos de mayor simpatía. Sus contactos con otros animales son igualmente complicados. Atacado continuamente por boas, búfalos, cabras, cóndores, cangrejos, cocodrilos, gimnotos, erizos, vacas, loros y otras bestias feroces, Milú parece muy alejado de sus irracionales congéneres. Y por si fuera poco, tiene fobia a las arañas... En Moulinsart mantendrá relaciones en principio tensas con el gato, para finalmente convertirse en su compañero inseparable.
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El capitán Haddock
Archibald Haddock, veterano capitán de la marina mercante, hace su aparición en El cangrejo de las pinzas de oro. Después de haber navegado durante más de veinte años con su amigo el capitán Chester, le descubrimos, ya de edad madura, al mando del Karaboudjan, donde su afición a la bebida le ha dejado a merced de Allan, el contramaestre. Es Tintín quien le saca del abismo en el que ha caído: los dos amigos no se separarán ya nunca. El único dato familiar que de él se tiene es que desciende del caballero Francisco de Hadoque, capitán de un buque de la marina real en tiempos de Luis XIV.
Haddock posee un carácter cuando menos expresivo. Es un impulsivo que se deja llevar por el entusiasmo... o por el desaliento. Es muy colérico, pero sus arrebatos son tan espectaculares como breves. A pesar de su áspero carácter, es un hombre muy sensible. Da pruebas de una profunda amistad hacia Tintín, por quien no dudaría en sacrificar su vida, y está muy unido a Tornasol.
El gran vicio de Haddock es indudablemente el alcohol. Por su causa, al principio el capitán no es más que un desecho humano. Desde que entra en contacto con Tintín el problema irá disminuyendo, para convertirse, por así decirlo, en una propensión. Seguirá con su afición al whisky, sobre todo al "Loch Lomond". Haddock es también un gran consumidor de tabaco y se le ve muy a menudo con la pipa en la boca. Durante toda la serie se pasará la mayor parte del tiempo vestido de marino, con un pantalón negro, un jersey azul con un ancla en el pecho y su gorra de capitán.
Salvo en el terreno musical, en el que Haddock se desenvuelve pasablemente bien, no parece poseer una cultura muy amplia. En abierto contraste con esa carencia, resulta verdaderamente impresionante su arsenal de insultos, extraídos de todos los dominios del conocimiento humano. Es sin duda el rasgo que más le
caracteriza. Más allá de los "mil rayos" y derivados, pueden enumerarse más de dos centenares, sin contar los "banda de...", "colección de...", "especie de...", "pandilla de..." y "pedazo de...":
Acaparador, alborotador, alcornoque, ametrallador con babero, anacoluto, analfabeto, analfabeto diplomado, anfitrión, animal, antipático, antracita, antropófago, antropopiteco, apache, aprendiz de dictador a la nuez de coco, archipámpano, arlequín, arrapiezo, asno, Atila de guardarropía, atontao, atropellador, autócrata, avasallador, azteca, bachi-buzuk, bachi-buzuk de los Cárpatos, basura*, bandido, bárbaro, bastardo, bebe-sin-sed, beduino, beduino interplanetario, bergante,
berzotas, bestia, bibéndum, bicharraco, bicho con plumas, borrachín, borracho, borrico, bribón, brontosaurio escapado de la prehistoria, bruto, bruto sombrío, bulldozer a reacción, burgués, cabeza de mula, cafre, calabacín, calabacín diplomado, canaca, canalla, caníbal, cantamañanas, carcamal, carne de horca, catacresis, cataplasma, ceporro, cercopiteco, chafalotodo, chalao, charlatán, chuc-chuc, chupatintas, cianuro, ciclón ambulante, ciclotrón, cobarde, cochino, coleóptero, cólera, coloquíntido, coloquinto, coloquinto de grasa de antracita, condenado, corderito*, cordero mal peinado, corsario, cotorra charlatana, cow-boy del volante, cretino, cretino de los Alpes, cretino de los Balcanes, criminal, cromagnon, cucaracha, Cyrano de cuatro patas, desalmado, descamisado, desgraciado, desharrapado, dinamitero, diplodocus, doríforo, ectoplasma, egoísta, embustero, emplasto, endemoniado bazar de..., energúmeno, equilibrista, esclavista, escorpión, espantajo, espantapájaros, esperpento gigante, esquizofrénico,
estropajo, estúpido, extracto de hidrocarburo, fanfarrón, fantasma, Fátima de baratillo, fenómeno de truenos y relámpagos, filibustero, filoxera, flebotoma, forzudo, galápago*, gamberro, ganapán, gángster, giróscopo, gitano*, gordinflón, gran fariseo, granuja, grotesco polichinela, grumetillo, grumetillo del diablo, gusano, herético, hidrocarburo, holgazán, iconoclasta, idiota, imbécil, inca de carnaval, indio, individualista, infame, infeliz, insecto, invertebrado, Judas, jugo de regaliz, krrtchmvrtz, ku-klux-klan, ladrón, ladrón de niños, lechuguino, lepidóptero, lobo come-niños, loco, logaritmo, lorito*, loro feo, macaco, macrocéfalo, majadero, mala peste, mala semilla, mamarracho, mameluco, marinero de agua dulce, marmota, mataperros, matón, medio loco, megaciclo, megalómano, mejillón relleno, mequetrefe, mentiroso de órdago, mercader de alfombras, mercado negro, mercantilista, merengue, merino, merluzo, miedoso*, miserable, mocoso, momia, monigote, mono*, morucho, moscardón, mrkrpxzkrmtfrz, mujik, Mussolini de carnaval, naufragador, negrero, nictálope, niña pantera, nuez de coco, oficleido, oricterópodo, ornitorrinco, oso mal peinado, ostrogodo, pacta-con-todos, paleto, palurdo, palurdo de los Cárpatos, paniaguado, papanatas, papú, papú de mil diablos, paranoico, parásito, patagón, patata, payaso, pchkraaprut, piel roja, pies descalzos, pirata, pirata de carnaval, pirata del cielo, pirómano, polígrafo, porquería de aparato tragaperras, proyectil teledirigido, ratón, rapaz, renegado, reptil, residuo de ectoplasma, ridículo, rizópodo, rocambole, sajú, saltimbanqui, salvaje, sapo, sátrapa, sietemesino con salsa tártara, sinvergüenza, tecnócrata, terrorista, tonto de capirote, torturador, tozudo, traficante en carne humana, traidor, tramposo, troglodita, trrkhkraah, vampiro, vándalo, vegetariano, vendedor de alfombras, vendedor de guano, víbora, visigodo, viviseccionista, zapoteca, zapoteca de truenos y rayos, zopenco, zuavo, zulú.
* Sólo en boca del caballero de Hadoque.
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Silvestre Tornasol
El profesor Tornasol hace su entrada en El tesoro de Rackham el Rojo. Es un sabio distraído y más bien "duro de oído" cuya sordera es, precisamente, el primero de los rasgos de su personalidad que nos sale al paso. La mayor parte de las veces no entiende más que el final de cada frase, lo que provoca algún que otro malentendido. Tiene tendencia a negar este problema, y es más bien susceptible al respecto. Evidentemente, las comunicaciones con su entorno no son
siempre fáciles, y por eso sorprende la actitud que demuestra hacia los personajes femeninos. Consigue encontrarles algún encanto a todas, en particular a Peggy Alcázar, a la que no se puede calificar precisamente de sex-symbol... Tornasol es un personaje bastante imprevisible que pese a su aire tranquilo puede explotar en temibles estallidos de cólera. Pero por lo común es modesto y reservado, expresa bastante poco sus sentimientos y se conocen pocas cosas de
él. Raramente interviene de forma activa; más bien suele ser víctima de las circunstancias.
Presentado al principio como una figura bastante extravagante, va poco a poco revelándose como un sabio muy polivalente que domina la ingeniería, la física, la química, la electrónica y la horticultura. Sorprendentemente se entrega también a la radiestesia, no separándose jamás de su querido péndulo. Se sabe que de joven practicó varios deportes, tales como el tenis y la lucha a puntapiés.
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Hernández y Fernández
Aunque los dos detectives parezcan gemelos, la ortografía de sus nombres revela que no lo son. Pero tan semejantes son en todo que el único detalle que permite distinguirlos es la forma de los bigotes. El de Fernández tiene las puntas dobladas y el de Hernández rectas. Miembros de la policía secreta, después de la policía judicial, ambos llevan a cabo investigaciones más o menos discretas y eficaces.
Hernández y Fernández no son precisamente, por decirlo de una manera suave, unas lumbreras. Llevan su particular sentido de la discreción hasta el extremo de vestirse con el traje típico del país para así "mezclarse con la multitud" y pasar inadvertidos, lo que evidentemente nunca logran. Acumulan también un número impresionante de batacazos, resbalones y accidentes. En el colmo de la estupidez, llegarán a seguir sus propias huellas en el desierto. El caos absoluto en el que se mueven se refleja también en su lenguaje. Especialistas en pleonasmos y en todo tipo de equívocos, cuentan en su haber con los "yo aún diría más", "en mosca cerrada no entran bocas" o el sabroso "esa es mi opinión, y yo la comparto".
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